Artrosis, “codo de tenista” (epicondilosis), “codo de golfista” (epitrocleosis), tendinosis rotuliana, pubalgia, esguinces crónicos, etc. son algunas de las dolencias que responden de manera satisfactoria cuando se tratan con Plasma Rico en Plaquetas (PRP), un procedimiento cada vez más utilizado para regenerar lesiones articulares y tendinosas.
El PRP es una terapia con la que conseguiremos estimular, favorecer y/o comenzar un proceso de regeneración o cicatrización de un tejido dañado. Se trata de una terapia autòloga, por lo que carece de efectos secundarios.
La actividad física y deportiva es cada vez más frecuente en cualquier edad, lo que conlleva una incidencia mayor en las lesiones musculo-esqueléticas, cuando estas lesiones se vuelven crónicas o son complejas su curación es lenta.
Las plaquetas además de cumplir su función de coagular la sangre, contienen las proteínas llamadas Factores de Crecimiento que desempeñan funciones importantes en los mecanismos de la regeneración y reparación del tejido musculo-esquelético.
Para obtener estas proteínas solo tenemos que realizar una extracción de sangre (plasma) y mediante un centrifugado separar las plaquetas donde se encuentran los Factores de Crecimiento, que contienen un alto poder regenerativo. El líquido obtenido se inyecta en la zona requerida.
El PRP es un tratamiento médico, por tanto, solo puede ser prescrito y administrado exclusivamente por médicos y personal sanitario cualificado.