Esta flor siempre ha estado rodeada por el misterio, desde sus efectos, ya sean positivos o negativos, hasta su etimología y su belleza natural.
El nombre de esta flor de origen europeo, proviene del italiano ‘bell donna’ (bella mujer) y muestra la sensibilidad de los italianos en el arte de la seducción.
La leyenda cuenta que en un remoto lugar, cierto hechicero trató con esta flor a una mujer enferma, provocando un estado de sueño profundo que se prolongó durante varios días. Al despertar, la mujer se mostró molesta por haber sido despojada de estado hipnótico, argumentado haber estado en lugares maravillosos, llenos de placeres y lujuria.
Al darse a conocer esta experiencia se dispuso la prohibición de esta flor por considerar sus efectos como actos del demonio.
Una planta medicinal
En la medicina herbolaria la belladona suele prepararse en cocimientos con las bayas y la raíz de la planta.
Por otro lado, en la medicina moderna se aplica localmente en forma de solución durante intervenciones oftálmicas, y en tabletas, cápsulas o gotas de administración oral.
Sin la ayuda de la belladona difícilmente puede llevarse a cabo una operación de los ojos. Sus efectos comienzan entre los 15 y los 30 minutos.
Uso prudente
Los expertos, a pesar de que la belladona no provoca ninguna adicción ni física ni psicológica, recomiendan mucha prudencia en su uso. La intoxicación puede producir la pérdida completa de la voz, aunada a movimientos continuos e incontrolados de los dedos y las manos.
En caso de envenenamiento accidental se recomienda tomar lo más pronto posible alguna sustancia que provoque el vómito, como un vaso grande de vinagre caliente o agua de mostaza. Después del vaciado estomacal, se debe administrar una dosis de magnesia, estimulante como café cargado, y en caso de ser necesario, hay que ayudar al paciente con respiración artificial.